miércoles, 18 de marzo de 2009
Consejos de Polonio a Ofelia. Hamlet (Shakespeare)
Recibe mi bendición y procura imprimir en la memoria estos pocos preceptos. No publiques con facilidad lo que pienses, ni ejecutes cosa no bien premeditada primero. Debes ser afable, pero no vulgar en el trato. Une a tu alma con vínculos de acero aquellos amigos que adoptaste después de examinada su conducta; pero no acaricies con mano pródiga a los que acaban de salir del cascarón y aún están sin plumas. Huye siempre de mezclarte en disputas; pero una vez metido en ellas, obra de manera que tu contrario huya de ti. Presta el oído a todos y a pocos la voz. Oye las censuras de los demás; pero reserva tu propia opinión. Sea tu vestido tan costoso cuanto tus facultades lo permitan; pero no afectado en su hechura, rico, no extravagante, porque el traje dice por lo común quién es el sujeto, y los caballeros y principales señores franceses tienen el gusto muy delicado en esta materia. Procura no dar ni pedir prestado a nadie, porque el que presta suele perder a un tiempo el dinero y el amigo, y el que se acostumbra a pedir prestado falta al espíritu de economía y buen orden, que nos es tan útil. Pero, sobre todo, usa de ingenuidad contigo mismo, y no podrás ser falso con los demás, consecuencia tan necesaria como que la noche suceda al día. Adiós y Él permita que mi bendición haga fructificar en ti estos consejos.
sábado, 7 de marzo de 2009
¿Qué es el amor?
¿Ha reflexionado usted alguna vez lo que es el amor? ¿Es el amor esta tortura? Puede ser bello al principio, cuando usted le dice a alguien: «te amo», pero pronto degenera en toda forma de astucia, de relación posesiva, dominante, con su odio y sus celos, su ansiedad, su temor. Semejante amor es placer y deseo, el placer del sexo y la urgencia del deseo, alimentado por el pensamiento, que rumia aquel particular placer día tras día; eso es lo que llamamos amor. El amor al país, el amor a Dios, el amor al prójimo, todo eso no significa absolutamente nada. Son meras ideas. Cuando hablamos del amor al prójimo, en la iglesia o en el templo, no somos sinceros realmente. Somos hipócritas, porque el lunes por la mañana destruimos a nuestro prójimo en los negocios, por la competencia, por querer una mejor posición, más poder, etc., etc., etc. El amor en particular a la familia y el amor del hombre, fuera de ese círculo, es el amor como posesión: poseer a mi esposa, a mi marido, a mi hijo, dominándolos; o bien dejarlos en paz porque estoy demasiado ocupado, tengo negocios, otros intereses, tengo... Dios sabe qué más! De modo que no hay hogar; y aún cuando haya un hogar, hay una constante batalla por poseer y dominar al otro; hay miedo, celos, el intento de reafirmarse uno mismo por medio de la familia, por el sexo. A todos estos fenómenos los llamamos amor: no creo que exageremos. Nos limitamos a exponer el hecho real: puede ser que no nos guste, pero, ahí está.
En ese amor también están las acciones correctas e incorrectas que igualmente crean varias clases de conflicto. ¿Es eso amor? ¿Eso que aceptamos como tal, lo que ha llegado a formar parte de nuestra naturaleza? Instintivamente ocultamos este modo de ser del amor, más cuando usted lo mira en forma objetiva, muy seriamente, con claridad, ¿es eso amor? Es obvio que no. Y cautivos dentro del patrón de conducta establecido por nosotros mismos y por la sociedad durante siglos, no podemos escapar, no sabemos qué hacer y, de ahí el conflicto entre el amor «correcto» y el «incorrecto», entre lo que debería ser y lo que es. La «moralidad» de esa estructura es realmente inmoral. Y sabiéndolo así, creamos otra ideología y en consecuencia, el conflicto, al oponernos a la inmoralidad. ¿Qué es, pues el amor? No la opinión de usted, ni alguna conclusión suya, ni lo que piensa sobre el asunto. ¿Quién se preocupa de lo que se piense acerca del amor? Sólo puede usted descubrir lo que es cuando se libre por completo de la estructura en que se apoyan los celos, la dominación, el odio, la envidia, deseo de posesión, la estructura del placer.
El placer es algo que hay que examinar. No estamos diciendo que el placer sea malo o bueno, lo que también nos llevaría a varias conclusiones y, por lo tanto, a oposiciones. Más, para la mayoría de nosotros el amor está asociado, íntimamente enlazado con el placer sexual o de otra índole -. Y si el amor es placer, entonces es dolor. Cuando hay dolor, ¿hay amor? Lógicamente no lo hay, y sin embargo, seguimos con él, día tras día. ¿Puede uno romper con esta estructura la tradición - en que estamos presos, y descubrir o dar con ese estado de amor que no sea nada de esto? Está más allá, fuera de esta carpa, no está en este lugar, ni dentro de nosotros.
¿Es posible una vida en que el vivir mismo sea la belleza de la acción y del amor? Sin amor siempre hay acción correcta o incorrecta, lo que engendra conflicto, contradicción y oposición. Sólo hay una acción que proviene del amor; no hay ninguna otra que no engendre contradicción o conflicto. Ya sabemos, el amor es agresivo y no agresivo no me entienda mal - el amor no es una cosa pacífica, callada, que esté abajo, en alguna parte de la bodega, o arriba, en el cielo. Cuando ama, en usted hay vitalidad, impulso, intensidad y acción inmediata. ¿Es posible, pues, que nosotros, los seres humanos, lleguemos a envolvernos en esta belleza de la acción, que es amor?
Jiddu Krishnamurti. La Libertad Interior. 5ª Conversación 16 de Julio de 1968.
En ese amor también están las acciones correctas e incorrectas que igualmente crean varias clases de conflicto. ¿Es eso amor? ¿Eso que aceptamos como tal, lo que ha llegado a formar parte de nuestra naturaleza? Instintivamente ocultamos este modo de ser del amor, más cuando usted lo mira en forma objetiva, muy seriamente, con claridad, ¿es eso amor? Es obvio que no. Y cautivos dentro del patrón de conducta establecido por nosotros mismos y por la sociedad durante siglos, no podemos escapar, no sabemos qué hacer y, de ahí el conflicto entre el amor «correcto» y el «incorrecto», entre lo que debería ser y lo que es. La «moralidad» de esa estructura es realmente inmoral. Y sabiéndolo así, creamos otra ideología y en consecuencia, el conflicto, al oponernos a la inmoralidad. ¿Qué es, pues el amor? No la opinión de usted, ni alguna conclusión suya, ni lo que piensa sobre el asunto. ¿Quién se preocupa de lo que se piense acerca del amor? Sólo puede usted descubrir lo que es cuando se libre por completo de la estructura en que se apoyan los celos, la dominación, el odio, la envidia, deseo de posesión, la estructura del placer.
El placer es algo que hay que examinar. No estamos diciendo que el placer sea malo o bueno, lo que también nos llevaría a varias conclusiones y, por lo tanto, a oposiciones. Más, para la mayoría de nosotros el amor está asociado, íntimamente enlazado con el placer sexual o de otra índole -. Y si el amor es placer, entonces es dolor. Cuando hay dolor, ¿hay amor? Lógicamente no lo hay, y sin embargo, seguimos con él, día tras día. ¿Puede uno romper con esta estructura la tradición - en que estamos presos, y descubrir o dar con ese estado de amor que no sea nada de esto? Está más allá, fuera de esta carpa, no está en este lugar, ni dentro de nosotros.
¿Es posible una vida en que el vivir mismo sea la belleza de la acción y del amor? Sin amor siempre hay acción correcta o incorrecta, lo que engendra conflicto, contradicción y oposición. Sólo hay una acción que proviene del amor; no hay ninguna otra que no engendre contradicción o conflicto. Ya sabemos, el amor es agresivo y no agresivo no me entienda mal - el amor no es una cosa pacífica, callada, que esté abajo, en alguna parte de la bodega, o arriba, en el cielo. Cuando ama, en usted hay vitalidad, impulso, intensidad y acción inmediata. ¿Es posible, pues, que nosotros, los seres humanos, lleguemos a envolvernos en esta belleza de la acción, que es amor?
Jiddu Krishnamurti. La Libertad Interior. 5ª Conversación 16 de Julio de 1968.
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¿Infinito vacío o infinitamente vacío?
Desde una distancia muy lejana, desde donde apenas se ve Via Láctea, en este viaje imaginario, comenzamos acercándonos poco a poco para comienza a divisar el Sistema Solar y más tarde sus planetas Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Venus, Tierra y Marte.
Seguimo y nos acercamos aun más, ya vemos el hemisferio Norte de la Tierra, y más de cerca una ciudad, llegamos incluso a sentir lo que vería un paracaidista en su salto.
Seguimos nuestro viaje y poco a poco centramos nuestra vista en un árbol y nos sumergimos en el mundo microscópico, para ver más de cerca desde la estructura de una hoja y sus vasos de la hoja a sus células. Con más aumento se hace visible el núcleo de la célula y sus cromosomas. Podemos adentrarnos más en este mundo apenas conocido para descubrir las cadenas de DNA, los bloques cromosómicos y las nubes de electrones del átomo de carbono.
Podemos seguir este viaje, aumentando y aumentando y al lograr más aumento así veremos un electrón en el campo del átomo. Nos detenemos en el fascinante espacio vacío, ¡qué grande es la distancia entre el núcleo y las órbitas de electrones!.
Esto se ve en la presentación, http://www.uyssoft.com/Viernes/NASA.pps discrepo en las magnitudes tal cual están traducidas, cosas de lenguaje, pero las fotografías son magníficas.
¿Por qué traigo esto hoy aquí? Hoy, sí, hoy mismo víspera del día de la mujer.
Porque me preocupan varios temas, desde el infinito a la nada.
Si algo sólido, tal como vemos una hoja, está llena de vacío. Si algo tan grande como el espacio, al menos a la vista, está vacío. Es un infinito, infinitamente grande, infinitamente vacío.
Entonces, podríamos entender que el vacío es nada.
El infinito está lleno de vacío y lleno de nada, que a su vez es todo.
¡Vaya paradoja! Me recuerda a Borges y sus pensamientos, muchas veces, embutidos en laberintos que a mi se me antojan de salida dudosa (con perdón por mi ignorancia y falta de comprensión de este autor).
Quizá para entender un poco más al mundo que me rodea, deba hacer caso a Richard Bach: "No creas lo que dicen tus ojos. Sólo muestran limitaciones. Mira con tu inteligencia, descubre lo que ya sabes".
No obstante la vacuidad, la sensación de vacío interno que muchas veces sentimos, ¿pódría ser, acaso porque somos nada?.
Para los que estudian anatomía, somos absolutamente complejos, pero a fin de cuentas, sólo somos un conjunto de elementos que envuelven al vacío, a la nada. Eso sí, no somos un vacío cualquiera. No. Estamos dotados de inteligencia, para darnos cuenta de lo efímero que es absolutamente todo, hasta el vacío, porque en un momento dado, incluso el vacío puede estar ocupado.
Visto así, ¿la inteligencia podría estar en la nada ? o ¿la inteligencia está en el todo?
Quizá cientificamente, haya cometido una atrocidad escribiendo este texto. Quizá mi pensamiento quedó anclado en el siglo VI A.C. con Parmínides y sus contradicciones y para mi el ser - no ser, el todo o la nada, sigue siendo un misterio.
Feliz día de la mujer
Seguimo y nos acercamos aun más, ya vemos el hemisferio Norte de la Tierra, y más de cerca una ciudad, llegamos incluso a sentir lo que vería un paracaidista en su salto.
Seguimos nuestro viaje y poco a poco centramos nuestra vista en un árbol y nos sumergimos en el mundo microscópico, para ver más de cerca desde la estructura de una hoja y sus vasos de la hoja a sus células. Con más aumento se hace visible el núcleo de la célula y sus cromosomas. Podemos adentrarnos más en este mundo apenas conocido para descubrir las cadenas de DNA, los bloques cromosómicos y las nubes de electrones del átomo de carbono.
Podemos seguir este viaje, aumentando y aumentando y al lograr más aumento así veremos un electrón en el campo del átomo. Nos detenemos en el fascinante espacio vacío, ¡qué grande es la distancia entre el núcleo y las órbitas de electrones!.
Esto se ve en la presentación, http://www.uyssoft.com/Viernes/NASA.pps discrepo en las magnitudes tal cual están traducidas, cosas de lenguaje, pero las fotografías son magníficas.
¿Por qué traigo esto hoy aquí? Hoy, sí, hoy mismo víspera del día de la mujer.
Porque me preocupan varios temas, desde el infinito a la nada.
Si algo sólido, tal como vemos una hoja, está llena de vacío. Si algo tan grande como el espacio, al menos a la vista, está vacío. Es un infinito, infinitamente grande, infinitamente vacío.
Entonces, podríamos entender que el vacío es nada.
El infinito está lleno de vacío y lleno de nada, que a su vez es todo.
¡Vaya paradoja! Me recuerda a Borges y sus pensamientos, muchas veces, embutidos en laberintos que a mi se me antojan de salida dudosa (con perdón por mi ignorancia y falta de comprensión de este autor).
Quizá para entender un poco más al mundo que me rodea, deba hacer caso a Richard Bach: "No creas lo que dicen tus ojos. Sólo muestran limitaciones. Mira con tu inteligencia, descubre lo que ya sabes".
No obstante la vacuidad, la sensación de vacío interno que muchas veces sentimos, ¿pódría ser, acaso porque somos nada?.
Para los que estudian anatomía, somos absolutamente complejos, pero a fin de cuentas, sólo somos un conjunto de elementos que envuelven al vacío, a la nada. Eso sí, no somos un vacío cualquiera. No. Estamos dotados de inteligencia, para darnos cuenta de lo efímero que es absolutamente todo, hasta el vacío, porque en un momento dado, incluso el vacío puede estar ocupado.
Visto así, ¿la inteligencia podría estar en la nada ? o ¿la inteligencia está en el todo?
Quizá cientificamente, haya cometido una atrocidad escribiendo este texto. Quizá mi pensamiento quedó anclado en el siglo VI A.C. con Parmínides y sus contradicciones y para mi el ser - no ser, el todo o la nada, sigue siendo un misterio.
Feliz día de la mujer
Uno con él.
Eres uno con Dios, porque le amas.
¡Tu pequeñez qué importa y tu miseria,
eres uno con Dios, porque le amas!
Le buscaste en los libros,
le buscaste en los templos,
le buscaste en los astros,
y un día el corazón te dijo, trémulo:
«aquí está», y desde entonces ya sois uno,
ya sois uno los dos, porque le amas.
No podrían separaros
ni el placer de la vida
ni el dolor de la muerte.
En el placer has de mirar su rostro,
en el dolor has de mirar su rostro,
en vida y muerte has de mirar su rostro.
«¡Dios!» dirás en los besos,
dirás «Dios» en los cantos,
dirás «¡Dios!» en los ayes.
Y comprendiendo al fin que es ilusorio
todo pecado (como toda vida),
y que nada de Él puede separarte,
uno con Dios te sentirás por siempre:
uno solo con Dios, porque le amas.
Amado Nervo.
¡Tu pequeñez qué importa y tu miseria,
eres uno con Dios, porque le amas!
Le buscaste en los libros,
le buscaste en los templos,
le buscaste en los astros,
y un día el corazón te dijo, trémulo:
«aquí está», y desde entonces ya sois uno,
ya sois uno los dos, porque le amas.
No podrían separaros
ni el placer de la vida
ni el dolor de la muerte.
En el placer has de mirar su rostro,
en el dolor has de mirar su rostro,
en vida y muerte has de mirar su rostro.
«¡Dios!» dirás en los besos,
dirás «Dios» en los cantos,
dirás «¡Dios!» en los ayes.
Y comprendiendo al fin que es ilusorio
todo pecado (como toda vida),
y que nada de Él puede separarte,
uno con Dios te sentirás por siempre:
uno solo con Dios, porque le amas.
Amado Nervo.
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